2012/12/12

Construyendo historias: Érase una vez... Final de la historia, de Josune Azpitarte

Autora: Josune Azpitarte
2º curso del Grado de Educación Primaria
E.U. Magisterio de Donostia
UPV/EHU


(Esta historia comienza aquí)
(y continúa aquí...)
(...y luego aquí...)
(... esta es la cuarta parte...)
 

Madre e hija fueron a donde provenía aquella luz. Cuando entraron en la estancia vieron que la luz venía de un candelabro metido en una especie de urna. Aquel sitio parecía la casa de alguien. Había utensilios de cocina, montones, montones de libros y ropa acumulada. A lo lejos divisaron un bulto. Se acercaron y cuál fue su sorpresa cuando pudieron apreciar que se trataba de su querida y amada Margarita. Intentaron despertarla pero parecía sumida en un profundo sueño. Cuando estaban en ello oyeron los pasos de alguna persona. Querían hacer algo pero no pudieron moverse de donde estaban.

Aquel hombre de considerable altura, y larga, larga barba, les miró y les sonrió:

- ¿Sois familia de Margarita?

Las dos asintieron sin poder articular palabra.

- Tranquilas, os explicaré lo que ha pasado:

- “Soy el monje Jul, vivo desde hace mucho tiempo en esta cueva y me dedico a estudiar la naturaleza. Hoy al amanecer, como todos los días, he ido al bosque a buscar comida. El tiempo era especialmente desapacible y he tardado más que otros días. Cuál ha sido mi sorpresa que al venir me he encontrado con una niña tendida en el suelo, con un plato a su lado. Era el plato de setas venenosas que estaba investigando. Habrá tenido hambre y se las ha comido. Cuando he venido, estaba sumiéndose en un estado de hipnosis, pero he podido saber su nombre: Margarita.

Pero tranquilas, conozco, las plantas necesarias para elaborar el antídoto a esas setas y con vuestra ayuda, prepararemos la infusión que devolverá a la realidad a vuestra querida Margarita.

Los tres prepararon el antídoto y no pasó más de una hora hasta que Margarita abrió los ojos. Estaba muy pálida y entre sollozos pidió perdón a todos por el mal día y la preocupación que les había causado.

- No te preocupes hija, todo ha pasado .- dijo Ana, su madre.

Todos se fundieron en un fraternal abrazo y tanto la madre como las hijas le invitaron a Jul a comer al día siguiente, que era sábado.

Fue una comida espléndida. Entablaron una bonita amistad que prometieron mantener de por vida. El padre le explicó a Jul su forma de vida y la de su familia, que no era tampoco la más común. Quedaron en escribirse tanto como pudieran y no perderse el rastro.

Mientras la familia estuvo en ese pueblo se visitaban continuamente, y siguieron el contacto cuando tuvieron que marcharse a otros lugares y mares.

El monje escribió la historia de esta peculiar familia y la recopiló en un libro que les mandó antes de morirse, para que quedara registrada para siempre.

Margarita perdió su timidez con la experiencia pasada y casi hablaba tanto como su hermana.

Y colorín colorado, esta historia parece que se ha acabado.




Construyendo historias entre Josune Azpitarte, Raquel Etxarri, Leire Montes e Idurre Astigarraga: "Érase una vez..." historia en cuatro partes.


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