2012/11/25

Construyendo historias: Érase una vez... (parte 3), de Leire Montes

Autora: Leire Montes
2º curso del Grado de Educación Primaria
E.U. Magisterio de Donostia
UPV/EHU

(Esta historia comienza aquí)
(Y continúa aquí)

Margarita no entendía lo que el profesor estaba explicando, no sabía lo que estaba pasando. Y es más, el profesor no se parecía en nada a ninguno de sus anteriores profesores.

Este tenía una larga barba blanca, lucía una túnica de seda totalmente impoluta del mismo color que su pulcra y larga barba. Tenía una mirada seductora, lo cual le hacía aún más atractivo. Transmitía todo el saber del mundo, como si fuese un libro abierto; pero la humilde Margarita seguía sin entender nada.

Margarita sentía una atracción especial hacia él. Su profesor se parecía a aquel mago que había imaginado en sus sueños. Aquel mago que lo sabía todo, un todopoderoso.

Margarita estaba atónita, cuando de repente, sonó la campana para anunciar la hora del recreo. Pero Margarita no salió de su clase, Margarita estaba maravillada con el aspecto de su profesor y eso le mantenía inmóvil.

    -Vamos, Margarita, sal a jugar con tus compañeros – le dijo su profesor, con una voz aguda, llena de potencia y firmeza.

Margarita asintió con la cabeza, ya que tenía un nudo en su garganta que no pudo soltar ni media palabra. Margarita estaba totalmente aturdida. Margarita salió de la clase.

Fuera había un hermoso prado lleno de flores de miles de colores, el sol brillaba radiante y ni una sola nube asomaba por aquel maravilloso lugar.

Maravilloso lugar aquel, en el que volaban mariposas multicolores, saltaban a la comba duendes y hadas que reían a carcajadas constantemente y no dejaban de observar a Margarita entre salto y salto.

    -¡¡Duendes, hadas, elfos y gnomos!! – gritaba enérgicamente Margarita, a la vez que lágrimas como gotas de lluvia caían sobre su mejilla.






Margarita quería jugar con sus compañeros, con aquellos simpáticos compañeros. Ella quería también saltar a la comba y pasárselo tan bien como estos seres tan maravillosos. Pero Margarita no se atrevía a acercarse, hasta que el profesor de larga y blanca túnica se acercó y dijo las palabras mágicas “TZENTZUTUBA URAN”. En cuanto escucharon estas palabras, todos, duendes, hadas, elfos y gnomos, rodearon a Margarita. Margarita estaba prisionera, no podía salir de aquel círculo.

Todos empezaron a recitar una hermosa melodía. Melodía que dejo a Margarita en un estado total de hipnosis.

 

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